Te contamos las historias de Sac, Ana, Gus y Oli, con motivo del Día del Niño.
Olivia Aguayo
A propósito del Día del niño en México, te narramos los anhelos de cuatro de los integrantes de Zarzuela Comunicación para que le muestres a tus hijos y sobrinos que, si son perseverantes, pueden llegar a cumplir sus sueños por más lejanos que parezcan.
La bailarina de ballet
Al comienzo, Sac tenía el sueño de ser bailarina de ballet clásico. Por lo tanto, de pequeña le pedía a sus papás que la llevaran al Centro Nacional de las Artes para tomar clases.
Tierna, miedosa, sensible, Teté (como le decían) se imaginaba bailando el Lago de los cisnes en Bellas Artes con un hermoso tutú blanco.
Ya en la primaria, descubrió otra pasión: el periodismo. Sus compañeros de escuela aún recuerdan que desde niña tenía bien claro lo que iba a estudiar.
Como resultado, la pequeña bailarina se convirtió en una gran periodistas de negocios y tecnología, para luego fundar Zarzuela Comunicación.
Anita, la platicadora
Esta es la historia de una pequeña que quería ser periodista como “Bolita Ayala”. Es más, se ponía en el escritorio de su casa para dar las noticias.
Anita además de mandona, era muy platicadora y creativa, ya que amaba escribir cuentos y comerciales.
Por lo tanto, decidió que al crecer quería ser escritora, locutora y creadora de efectos especiales por computadora.
Como resultado, estudió ciencias de la comunicación, una carrera que reunía todo lo que siempre soñó de niña y realizó una maestría en apreciación literaria para dejar fluir su creatividad.
Si alguien nos hace reír en la oficina y siempre tiene la mejor actitud es Gustavo, quien desde pequeño siempre se caracterizó por ser el más platicador de su clase, lo que le causó varios dolores de cabeza a su mamá, ya que continuamente la mandaban llamar de la dirección.
Parece que el pequeño Gus sabía desde niño que su sueño de salir en la tele se iba a convertir en realidad. Finalmente, al cumplir 20 participó por primera vez en un programa de TV.
Pero la historia no termina ahí, Gustavo también ha recibido los aplausos del público como standupero y se ha convertido en experto en social media llegando a diversas audiencias con su ingenio y originalidad.
La niña de los cuentos
A Oli no le gustaba que le dijeran Olivia cuando era niña, por lo tanto, muchos años después la siguen llamando por su diminutivo.
Su abuelita Gela, quien era académica y escritora, le daba algunas monedas por sus cuentos ilustrados con dibujos de colores porque quería incentivar su pasión.
Ya que pasaba horas creando personajes e historias en sus cuadernos, esperaba cada domingo para canjearlos por dinero y comprar dulces. Puede que en ese momento no tuviera claro que quería ser escritora, pero así fue.
Se convirtió en periodista en medios impresos en donde tuvo la oportunidad de vivir de las letras para luego estudiar posgrados en literatura creativa y seguir dejando a su imaginación volar.
En este día del niño, encuentra actividades en casa para esta cuarentena por el Covid-19 en este post.