De un trabajo depende una serie de estados que son de vital importancia.

Juan Carlos Zamora

Yo no sé por qué se les pierde la humanidad a agencias y departamentos de RRHH, pero sí, en algún momento la pierden.

Frases como “es que ustedes son como leads de ventas”, pasando por “no tenemos la obligación de responder a todos”, o “el director no ha tomado la decisión y seguimos pendientes”, hasta la sempiterna “al final, estamos viendo opciones internamente” (que puede significar “más jóvenes”), son algunas que los trabajo-buscadores escuchamos en un proceso de reclutamiento y que nos llevan por toda una montaña rusa de emociones: entusiasmo, desánimo, esperanza, tristeza… mientras, para los caza-talentos nos pasamos más allá de su monótono papeleo.

De un trabajo depende una serie de escenarios que son de vital importancia para un individuo: su sostenimiento, su tranquilidad, su salud física y mental y hasta su felicidad, van amarradas del trabajo, una forma de vida que representa desde el 60 hasta el 80 por ciento de su tiempo, de su dedicación y de su esfuerzo. Sin embargo, para RRHH somos como carpetas de archivo, que se colocan, la mayor de las veces sin orden y sin ganas, en estantes físicos o digitales de oficinas vacuas y promesas ídem.

Estamos contratando
Estamos contratando
Cortesía de Pixabay

No somos “leads de ventas”. NO somos máquinas, NO somos una crema facial, NO somos un aparato de hacer ejercicio, NO somos un paquete de software. SOMOS humanos, a quienes el rechazo –explícito o implícito- les golpea en una multitud de fibras muy sensibles. Porque confiamos en nuestro conocimiento, en nuestro desarrollo, en nuestra experiencia, en nuestra apertura, en nuestra capacidad de transformación.

Y sí, “tienen la obligación de responder a todos”. No conozco de primera mano la presión a la que se enfrenta un ejecutivo de RRHH, pero lo que sí pienso que debe ser parte de sus fortalezas y talentos es la presencia de ánimo para manejar una situación en la que tenga que decir a un candidato: “lo sentimos, no eres tú”. Debe ser difícil, claro, pero muchos, la mayoría, toman el camino fácil y dicen que “el jefe no ha tomado la decisión aún”, o simplemente prefieren ignorar que alguna vez pasamos por su vida; sin apelar a la cortesía, sin intentar la empatía, sin cerrar el ciclo con la mejor de las actitudes.

Mujer de Recursos Humanos / Cortesía Canva
Mujer de Recursos Humanos / Cortesía Canva

Como candidato, uno esperaría un canal de comunicación abierto, honesto, franco, no importa si un proceso se pausa o se corta, o se esfuma. Esperaría tiempos razonables para tomar decisiones por parte de los líderes, respuesta a mensajes de e-mail y mejor aún, ser contactado proactivamente por RRHH para revisar el estatus. ¿Piden cover letters? Tómense el tiempo de leerlas. ¿Publican posiciones en redes sociales/sitios de trabajo? Asegúrense de no hacerlo solo como un trámite y para cumplir la regla de su compañía. ¿Ya tienen candidatos identificados? No hagan al resto que perdamos el tiempo de llenar una larga aplicación y hacer una carta, la cual es más factible que sea leída por Santa Clos que por los ejecutivos de RRHH. Es poco amable y profesional. ¿Ya avanzaron en sus procesos y siguen apareciendo sus vacantes? Eliminen las que estén abiertas en su página de empleos o en cualquier otro sitio web de búsqueda de trabajo. Dicho todo esto como algo propositivo.

Pero sean empáticos, sean corteses. Prodiguen lo que exigen. Sean humanos.